(Narrado por Val, dueña del Blythe Café)

Hay días en los que la rabia se transforma en gasolina. Después del sabotaje, la traición de Luis y las miradas abatidas de mi equipo, comprendí algo: ya no podemos seguir a la defensiva. Toca atacar. Pero no como lo hacen ellos. Nosotros tenemos algo mejor: autenticidad. Y un móvil con cámara.


El lunes por la tarde, mientras Mira revisaba precios de cámaras de seguridad y Dani intentaba no colapsar de frustración, lancé la idea:

—¿Y si hacemos un directo esta noche? Mostramos quiénes somos de verdad. Sin filtros. Sin maquillaje. Solo… nosotros.

—¿Estás hablando de mostrar cómo estamos literalmente sin suministros? —dijo Mimi con su sarcasmo habitual.

—No. Estoy hablando de mostrar cómo, a pesar de eso, seguimos de pie. Lo que la gente ama del Blythe Café no son las baldosas ni los muffins. Es cómo trabajamos juntos.

Con el móvil de Mira, una lámpara cálida y muchas ganas, empezamos a retransmitir desde el corazón del Café. Yo tras la barra, preparando café de filtro con las últimas reservas. Mimi decorando galletas del día anterior. Dani, sentado pero sonriente, contando cómo se lesionó. Y Mira, leyendo comentarios que nos animaban a resistir.

—Hoy no vendemos nada —dije en un momento del directo—. Pero estamos más vivos que nunca.

Los corazones, emojis y mensajes no paraban de llegar. Hasta que sonó la puerta.

Un chico alto, con auriculares colgando del cuello y gafas mal colocadas, entró con una libreta en la mano y una mezcla de emoción y desorientación en la cara.

—Hola… ¿es aquí la entrevista para camarero? Digo… me dijeron que igual necesitabais a alguien…

Todos nos miramos. No habíamos organizado ninguna entrevista. Pero alguien había compartido el directo y Bruno, como se llamaba, se había presentado por impulso.

—No tengo mucha experiencia, pero me encanta el café. Y soy buenísimo aprendiendo. Además… llevo siguiendo al Blythe Café desde hace meses.

Mimi le ofreció una galleta, Dani le hizo una mini prueba de servir sin volcar el café (casi lo logra) y Mira le hizo una entrevista exprés en cámara.

—¿Tienes claro que este lugar puede ser un poco… intenso?

—Me encantan las intensidades —respondió él, muy serio, aunque tenía medio caramelo pegado a la manga.

El directo terminó con un brindis de café frío, una selfie grupal y Bruno haciéndose una foto con Dani mientras decía: “Quiero ser como tú cuando sea grande”.

A la mañana siguiente, nos despertamos con más de 800 seguidores nuevos y una oleada de mensajes de apoyo. Algunos ofrecían ayuda, otros preguntaban si podían venir a tomar algo “por solidaridad”.

Incluso la influencer Barbie comentó:

“Orgullosa de ustedes. Ese directo valía más que mil stories vacías.”

Dani se puso rojo. Yo solo sonreí. El contraataque no fue una bomba… fue un gesto humano.

Bruno se quedó. No es el camarero más preciso del mundo (hoy le echó azúcar a la leche vegetal sin preguntar), pero tiene una energía contagiosa y una admiración sincera por el Blythe Café. Y eso, ahora mismo, es justo lo que necesitamos: personas que crean en nosotros.

Cafe Deluxe puede tener dinero, estrategias y empleados comprados. Pero nosotros tenemos el directo. Y la verdad. Y ahora sabemos que eso llega más lejos de lo que imaginábamos.

Fin del Capítulo 9

Próxima cita: ¡Martes que viene (1 de abril)!

¿Qué os gustaría ver la próxima semana?

  • El directo llega a un medio local.
  • La Barbie influencer propone una colaboración.
  • Bruno provoca un desastre monumental en hora punta.
    (¿Sobreviviremos al caos con una sonrisa?)

(¡Comparte tus impresiones y acompáñanos en la siguiente entrega llena de tensión, camaradería y estrategia para salvar el Café!)

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